ME EMBARGA UNA TRISTEZA ENORME

Por Tony Del Duchetto

Desde horas muy tempranas no hice otra cosa que pensar en el clásico que ibamos a vivir
Y llego la hora, entré con mis compañeros con la esperanza de cubrir el partido que más me atrae; por muchas cosas: primero por lo que significan esas dos camisetas para mí sentimetalmente ;segundo porque el barrio en que nací se lo merecia; y por último la hermosa realidad del presente que estaban pasando ambos, uno puntero y el otro escolta­.
Todo comenzo a la perfección, el club local agasajo a parte del periodismo amateur, mientras que el visitante recibió nuestra cámara con total cordialidad; y comenzó lo mas esperado; el partido!!!!!!­
Banderas, bombos y cornetas sonaban con más fuerzas que nunca, un Defensores buscando el arco del verde en todo momento y un Social Lux sorprendido, así estaban dadas las cosas, hasta que llegó el gol del defe, a través de una notable jugada de Camafreita, y la explosión lógica de su parcialidad­
Las cosas seguían igual con algunas llegadas esporádicas del local, luego llegó la expulsión de un jugador visitante que no se notó en el trámite del partido, y así llegó la pitada final del primer tiempo. La salida de los protagonistas para jugar el segunda etapa transcurrió con total normalidad, las hinchadas mas eufóricas que nunca, los jugadores brindándose a notas con ambilidad, la fiesta continuaba. Y empezaron los cambios tácticos esperados, Social Lux potenciando la parte ofensiva y el visitante para mantener la ventaja.­ ­

Y el partido hizo un cambio sustancial, mercadito se acercaba de a poco al área de Sanchez, tiros en los palos, goles increíblemente marrados. La igualdad se veía llegar, gran jugada por derecha de Dante Quiroga, centro al corazón del área cabezazo letal de Ontivero y el delirio de la parcialidad local­. Todo hacia presagiar un final tranquilo, el visitante se llevaba un punto de la cancha de su rival más importante y el local, lo empataba cuando parecía perdido. ­
El barrio terminaba en paz, lamentablemente en pocos segundos todo se derrumbó como un castillo de arena, una reacción inesperada de un jugador visitante, según su versión atacado con señas inapropiadas por un rival, desató una guerra campal y asi el fin del partido soñado que imagine al salir de mi hogar, se transformó en una pesadilla, que me invadió de tristeza.­     ­